"Curanipe, navegando en el tiempo"
(El arca maulina del padre Samuel Jofré Rojas)

miércoles, 20 de junio de 2007

Los brujos de Chovellén y otros temas afines

Dibujo de Alonso Letelier
No es tarea fácil reunir en apretada síntesis la infinidad de versiones orales que existe sobre los famosos brujos de Chovellén que nada tienen que envidiarle a los de Salamanca, de Talagante o Vichuquén.

Además de dialogar personamente con muchos de los antiguos “oriundos” de Chovellén y sus alrededores, nos entrevistamos también con cuanto profesor alguna vez trabajó en esos lares. De todos los entrevistados y consultados, recibimos informaciones y explicaciones muy significativas sobre los brujos del pasado y también del presente.

Lamentablemente –y no es por temor a recibir la carga de algún maleficio sino porque hay muchos descendientes directos de aquellos connotados brujos del ayer que para no herir
susceptibilidades, hemos estimado que mejor es, dejar en suspenso las individualizaciones e identidades.

Lo que sí, no podemos dejar de estampar es que la “autoridad” en el tema que nos impuso de la leyenda –categóricamente lo señalamos- tiene a más de un antepasado que alguna vez dirigió el lote de los integrantes de la “comunidad” que sagradamente, todos los días martes, a las doce en punto de la noche, con sus cuerpos descabezados aparentando profundo sueño en sus lechos, convertidos en “tué-tué”, salían y lo siguen haciendo, en ordenadas caravanas, a recorrer los nocturnos territorios de prácticamente todas las localidades de la antigua provincia de Maule, ya sea para cumplir encargos, a veces malignos; como para reunirse o intercambiar experiencias con sus otros colegas, o para sacar y curar males hechos por la competencia.

El origen de los brujos de Chovellén, parte con el casamiento desdichado y lamentable de un modesto hombre del lugar, que algunos afirman era de apellido Leal, otros Hernández y no faltan los que lo identifican como Vega.

Ganaba éste su existencia con la actividad hortícola. Las más lindas lechugas y otras muchas verduras eran cultivadas en su admirada huerta. Solamente desentonaban las escuálidas y siempre pequeñas cebollas, que precisamente por el interés de obtener buenas semillas, estableció contacto con una señora de Loanco que vivía en las cercanías de una inmensa roca, llamada justamente hasta hoy como la “Piedra de la Vieja”.

De tantas visitas en pos de las semillas de las más grandes cebollas que se había visto en la zona, la amistad lo llevó al matrimoio, sin sospechar siquiera que era una bruja la dama aquélla.

De ese enlace derivan todos los que han sido y son brujos de Chovellén y los que se esparcieron por otras comarcas y caseríos, ya en las cercanías de la parentela paterna que llegaba incluso hasta Tregualemu, como de la materna allí en Pahuíl, Loanco y Reloca.

Conste y quede "más claro que el agua", que los primitivos brujos de Chovellén no fueron única y exclusivamente”malos”, con dedicación constante a hacer “males”, sino que en gran proporción, fueron expertos y conotados “meicos” y “curanderos” que una y mil veces sanaron y salvaron de la muerte a muchos desahuciados o “descargaron” de espíritus malignos a modestas viviendas campesinas a través de sahumerios y mixturas de hierbas que solamente ellos conocían en cuanto a sus efectos y bondades curativas.
.
Hasta pocos años atrás era famosa, admirada y respetada y temida, una de las últimas brujas que públicamente se sabía de tener esa condición. Pero ¡cuidado! Hay muchos otros y otras que mantienen en el más hermético de los secretos esta cualidad brujeril que con sigilo siguen practicando en la actualidad.

A los incrédulos, atrévanse a arengar o a molestar a los siempre vigentes pájaros chonchones o tue-tue con su canto característico rompen el silencio de las noches invernales y también veraniegas.

Los Contra-Brujos

Para contrarrestar los efectos de los brujos, existen muchas recetas, “contra”, las que van desde exclusivas ceremonias u oraciones hasta otros infalibles rituales y elementos que no requieren de mucha diligencia ni intensa búsqueda para detectar en la zona, no solamente en el sector rural sino que también en casas de cultas familias urbanas que con disimulo, claro, han instalado o mantienen elementos anti-brujos. He aquí algunos:

La Ruda: nos acotó no hace mucho una dama cauquenina, "¿No han visto en los jardines de connotadas familias planta de ruda? No se atreven a reconocerlo, pero es un antiguo “contra”, que protege de los efectos o acciones de los brujos".

La Calavera: Si es de caballo muy efectiva y mucho mejor de potro. Los brujos jamás podrían llegar a las moradas en donde se instala este “adorno”, habitualmente en los portones de los patios de las casas patronales, además de las modestas viviendas en los campos de las tres comunas de la provincia de Cauquenes.

"Mi abuela" -nos confidenció una profesora- "Cuando escuchábamos el tué-tué nos decía: “No se preocupen que el “potro” lo ataja”.

La Cruz de Palqui: Tiene que ir atada con hilo de lana de color rojo. Colocada en la parte interior de las puertas de las habitaciones, no hay brujo que pueda llegar hasta los moradores.

Son tantos y tantos los “contra” para anular la acción de los brujos que se podrían completar varias páginas de estas recopilaciones.

Después de todo y como epílogo, afirmemos que personalmente no creemos en brujos, pero por si acaso: “Martes hoy, martes mañana, martes toda la semana”.

¿Usted tampoco cree en los brujos, caray? Cuidado, porque de haberlos, claro que los hay.

Como recomendación final, sobre todo si visita las hermosas playas y parajes del litoral de la provincia de Cauquenes, le recomendamos que lleve siempre su ropa interior puesta al revés, para que en este tema de los brujos “no le entren balas”. Aunque le hacemos la reiterada salvedad que nuestros “brujos” son de los buenos y no de los otros.

Confianza, mucha confianza entonces, cuando visite Loanco, Chanco, Pelluhue o Curanipe, no le van a hacer "Ni chus ni mus". Al contrario, le van a dar protección durante los 12 meses del año.

Si viene una vez, vuelva cuantas veces pueda pues, a visitar estos atrayentes rincones provinciales...
Para actualizar la amistad y los “poderes” de los brujos de Chovellén... amigos y no enemigos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Crecí en un ambiente rural campesino y rodeado de historias de mecios, y brujos, el tué-tué era habitual en nuestras noches, Evoocador y nostágico artículo, y por si las moscas..Martes hoy Martes mañana---Ernesto Gatica Benavides,.

Anónimo dijo...

Gracias por su columna Profesor. Que bueno que pese a vivir en un mundo hipertecnologizado, con penetración masiva de corrientes culturales foráneas y un alejamiento progresivo de lo rural y natural, alguien nos rescate estas tradiciones y las publique para el deleite de nostálgicos.

Unknown dijo...

Crecí entre Tome, Yumbel, Coelemu y San Carlos, a la orilla del brasero tomando mate mientras llovía a cántaros, mis tíos, mi abuelo, relataban historias similares a las descritas, desde tiempos inmemoriales espiritus de luz y negativos han estado presentes acompañando le evolución de las distintas civilizaciones, como dije, para bien o para mal.....

Unknown dijo...

Yo he oído tuetues de hombres y mujeres que tienen o asustan o pasan por el aire la envidia y los males del pensamiento y x el género o puesto o situación económica o civil Aún es un verdadero y aquellos o esas que inventan de cualquier situación Néstor o percepción o un camión de quienes se acompldjan con los peores que diariamente más poder que una cruz de palabras o devolverle el mal al que o esa que lo diga estás cuestiones con una realidad y he oído en el campo y la ciudad y aquí es donde está la gente más mala en realidad

Unknown dijo...

Excelente artículo... soy de curanipe y crecí escuchando este tipo de historias contadas por mis abuelos, alrededor de un brasero, acortando las largas noche de invierno mientras afuera la lluvia estremecia los techos.

Canelo, Árbol Sagrado